La resiliencia es un término que ha tenido un gran impacto en los últimos años. Viene de la rama de la psicología y se refiere a la capacidad de un ser humano para superar con éxito momentos difíciles, en particular sucesos traumáticos. Entre estos se incluyen las muertes de seres queridos, accidentes de tránsito o aéreos, secuestros, entre otros.
También pueden incluirse situaciones que generan mucho estrés, como proyectos de grado, exámenes académicos de gran importancia, perder una gran oferta de trabajo, etc.
Entonces, en pocas palabras, la resiliencia no es más que la capacidad de un individuo de sobreponerse a situaciones adversas que en su momento generaron mucho dolor, estrés o malestar.
Como muchas cosas en la vida, esta virtud puede ser aprendida, pues forma parte de un proceso que consiste en tomar lo bueno de las experiencias negativas y hacerse más fuertes ante la adversidad. Hay personas que simplemente se acostumbran a vivir en el umbral de pena y tristeza que esa situación dejó en su vida, no avanzan más allá de esa etapa y se quedan sembrados en la idea de que el mundo acabó, aún cuando tienen todavía muchas cosas preciadas.
Una virtud que todos pueden alcanzar
La paz interior es un anhelo que quizás sea o no fácil de alcanzar, pero sin duda la resiliencia es uno de los factores que favorecen a esta meta. La resiliencia es una virtud trabajable, todos en algún momento de la vida necesitan sacar su fuerza interior para sobreponerse a diversas situaciones, momentos de tristeza extrema, y como el ave fénix resurgir de las cenizas.
En la cultura oriental se le da mucho valor a una flor llamada loto, que nace, vive y muere en el pantano. Ésta tiene muchos significados, pero el más inspirador de ellos cuenta que la bella flor nace y florece, aunque las condiciones no sean favorables. Ella siempre brilla con todo su esplendor a pesar del entorno fétido que la rodea.
Las personas que tienen capacidad de afrontar la adversidad y salir fortalecidas de ella, tienen algunos hábitos que aplican cuando la vida los pone a prueba. El primer paso es aceptar las circunstancias y aprender de ellas, así se puede lograr un crecimiento personal y se logra que estas situaciones lo hagan a uno más fuerte psicológicamente.
El concepto de que la vida es dura es una concepción de aquellos que se quedaron estancados en sus experiencias difíciles. Más que eso hay momentos dolorosos y difíciles, pero en algún momento pasarán. Nada es eterno, y todo en algún momento encuentra la manera de fluir hacia la solución y la mejora.
Ser resiliente es una forma de vida adoptada y adaptada a la realidad, bien sea porque viste que alguien en algún momento demostró su fortaleza y de ahí en más se convirtió en un ejemplo de vida, o por el contrario las circunstancias te llevaron a alcanzar este estado por ti mismo.
Lo cierto es que la toma de conciencia es primordial, el autoconocimiento y el estar al tanto de cuáles son tus fortalezas y debilidades como individuo son esenciales para sacar de ellas lo mejor.
Es necesario vivir el presente, no aferrarse al pasado ni anclarse en situaciones ni en personas poco favorables. Se debe dar siempre lo mejor de sí. Aunque las condiciones no siempre sean favorables es necesario hacer frente a las cosas con una sonrisa, tomando las cosas buenas y malas, y sacando de ellas fortalezas para el presente y el futuro.