Un postre para dejar que todos se sientan queridos en todas las dimensiones es la baklava en el protagonismo de frutos secos, pues se centra en ser una receta auténtica, que dilucida lo mejor de las almendras, pistachos y nueces al compás de una textura encantadora en el que tu paladar y el de tus seres queridos se sentirán en un auge de muy buen gusto.

Ingredientes

  • 300 gramos de masa filo
  • 200 gramos de mantequilla
  • 100 gramos de nueces, de almendras y de pistachos.
  • 300 gramos cucharada de azúcar
  • 1 cáscara de naranja
  • 2 palos de canela entera

Preparación

Muele los frutos secos y déjalos listos para colocar en tiempos posteriores. Reserva pero cuida que no queden en polvo, sino solo en pequeños trozos.

Ve calentando el horno a 180 grados y pincela el molde con mantequilla. Coloca una hoja de masa filo en el mesón donde prepararás el platillo y vuelve a pincelarla, esta vez con mantequilla derretida. Tapa con otra hoja y vuelve a realizar la operación, haciendo lo mismo una y otra vez, hasta que tengas listas 5 hojas de masa, manteniendo siempre el resto de la masa bien tapada, de forma que no haya riesgo de que se seque.

Posteriormente, corta la masa en la forma del molde para quede bien ajustada. Utiliza los restos de la masa para distribuirlas por todo el molde y hacer el preparado, mucho más perfecto.

Mezcla los frutos secos ya molidos con el azúcar y distribúyelos en la masa filo del molde. Corta y tapa el molde con la masa preparada y córtalos en forma de diamantes con ayuda de un cuchillo. Deja hornear por 20 minutos a 200 grados y luego baja a 150 grados la temperatura, hasta que se torne un color dorado.

Crea el almibar poniendo a fuego lento el azúcar hasta que esté a punto de caramelo, agrega los palos de canela y la cáscara de naranja rallada, coloca sobre el Baklava y deja enfriar. A tu padre, le fascinará.


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