En la actualidad existen muchas distracciones a nuestro alrededor, siendo la tecnología la principal. Si bien ayuda a mantenernos en contacto y sobre todo a acortar distancias, también puede ser una barrera. Es lo que se denomina como “un arma de doble filo”.
Desde su aparición, el teléfono móvil tuvo una recepción muy positiva por parte de hombres y mujeres de cualquier parte del mundo; pues la necesidad de mantenerse comunicados es cada vez más y más grande.
No obstante, los avances que ha tenido, las innovadoras aplicaciones y las redes sociales, han hecho que los celulares se vuelvan dispositivos indispensables para las personas. La parte mala de todo esto es que puede terminar convirtiéndose en un gran enemigo de las relaciones interpersonales.
Antes de su llegada, las relaciones eran más cercanas y directas. Podría decirse que los encuentros eran más genuinos, las personas podían mirarse a la cara y decirse las cosas de frente, podían hacer declaraciones de amor románticas o limar asperezas, pero todo viendo a la otra persona directamente a la cara.
Hoy en día, los romances evolucionan de manera digital. No muchos tienen el valor de expresar sus sentimientos de frente como lo hacían los abuelos en su época. Quizá porque ahora tienen la opción de esconderse detrás de un teclado.
Incluso algunos jefes dan órdenes directamente por mensajes o correos electrónicos, eliminando por completo la conexión con el empleado o el equipo de trabajo.
¿Qué hacer con esta situación creciente?
No es una tarea sencilla y tampoco una campaña en contra de la tecnología, mas se trata de volver a mirar a los demás a los ojos y convivir con el entorno. Socializar con un adicto a la tecnología puede ser complicado, así como volver a establecer normas de convivencia, del buen hablante y del buen oyente.
No dejarse absorber por las redes sociales mientras se está en grupo, eso es simplemente no vivir el momento y no aprovechar la experiencia del ahora. Hay quienes van a un concierto y dedican todo el tiempo a grabar en video todo el espectáculo, para disfrutarlo después, pero no lo disfrutaron en vivo. ¿Qué sentido tiene? ¿Para qué pagaron la entrada entonces?
Hay que entender que hay momentos para todo: para jugar con las consolas de juego entre amigos, para conversar vía mensajería con las personas que están lejos, para grabar momentos inolvidables y para compartir lo que se está haciendo al instante por cualquier red social. Hay tiempo de sentarse a escuchar los problemas de un amigo que necesita apoyo y atención, tiempo de darle amor y afecto a la pareja y brindarle una cariñosa mirada, tiempo para cenar en familia y aprovechar el momento de compartir con todos los que están allí.
La vida se va tan brevemente que los días cada vez parecen más cortos. No es posible dejar de complacerse con la compañía de otros. La comunicación verbal y gestual es sin duda muy relevante en las relaciones interpersonales, pues los mensajes enviados por vías virtuales dan mucho espacio para la interpretación y los malentendidos.
Los celulares son una herramienta fundamental de la vida actual, pero no olvides dejarlo a un lado para compartir con aquellos que más quieres o que requieren tu atención, pues fomentar una sana relación de pareja, laboral o de amistad es cuestión de presencia.