Cuando existe sospecha de que el bebé está estreñido, se deben tomar medidas de inmediato; pues con el transcurso de los días, las heces se van tornando cada vez más duras y secas, lo que a su vez genera problemas crónicos y complicaciones en el organismo. Por lo tanto, es vital que un pediatra le haga una pronta revisión, de manera que pueda determinar la raíz del problema y la posible solución.

Cabe señalar que no todos los bebés evacuan con igual frecuencia, y tampoco tienden a estreñirse por la misma razón. Teniendo esto presente, conozcamos qué puede causar estreñimiento en bebés, y así evitaremos que nuestro bebé padezca de esta desagradable molestia.

¿Qué puede causar estreñimiento en bebés?

La mayoría de los infantes lo padecen en sus primeros años de vida, porque su intestino se encuentra apenas en proceso de desarrollo; es decir, que en este periodo es sumamente necesario proveerles un menú apto para ellos.

Por ejemplo, un bebé podría terminar estreñido cuando la madre que amamanta ingiere alimentos difíciles de procesar como aquellos con alto contenido en grasa o con poca fibra, incluso si toma leche, pues si el niño es intolerante a la lactosa, su organismo tendrá problemas en asimilarlo.

Sucede lo mismo cuando se deja de amamantar y se incluyen a la dieta, alimentos sólidos que favorecen el estreñimiento.

En relación a esto, hemos de mencionar que los ingredientes de algunas fórmulas, en especial sus componentes proteicos, suelen ser difíciles de digerir, lo que ocasiona que el nene evacue menos y las heces se vuelvan más gruesas. Por ejemplo, algunos dicen que el hierro que contienen dichas fórmulas, les genera problemas intestinales. En este particular es recomendable consultar al pediatra sobre las marcas que le favorecen y las que no.

Otra de las razones habituales es la deshidratación, en especial en climas cálidos. Esto sucede porque el cuerpo a fin de preservar líquidos, los absorbe de los alimentos y fluidos en mayor cantidad de lo habitual, así como también de los excrementos, haciendo que estos se sequen y se endurezcan.

Por último, puede darse el caso de que el estreñimiento sea un defecto congénito o resulte ser consecuencia de alguna enfermedad o condición médica; a saber, problemas de tiroides, trastornos metabólicos, reacciones a ciertos alimentos, entre otros.

Señales de que tu bebé esta estreñido

Hay diversas maneras de saber si el niño está estreñido o no, aun cuando no haya manifestaciones físicas o notorias. En este aspecto, nos referimos al estado de las deposiciones o heces, lo normal es que sean suaves y tengan un tono claro, pero si por el contrario son duras y de color muy oscuro, es una señal de que tu hijo tiene dificultades para evacuar.

Otra señal tiene que ver con la frecuencia, ya hemos dicho que puede variar; sin embargo, si ya se ha establecido o se conoce bien con qué regularidad el niño hace sus necesidades, esto puede servir de información útil a la hora de que haya un problema; por lo tanto, si defeca menos de lo habitual y en menor cantidad, lo más seguro es que el niño está estreñido.

Y la señal más evidente es la actitud del niño mientras hace sus deposiciones; es decir, si está intranquilo o nervioso, mueve constantemente las piernas, llora y se pone rojo, es claro que se le está entorpeciendo la evacuación.

Qué hacer cuando el bebé tiene estreñimiento

Las acciones que podemos poner en práctica para facilitar el proceso fisiológico del niño son:

  • Masajes. Masajearle la barriga por unos minutos, untándolo de crema o aceite y haciendo movimientos circulares en sentido del reloj.
  • Moverle las piernas. Tomar sus piernitas y moverlas como si estuviese pedaleando promueve el aumento de actividad de los intestinos.
  • Motiva al ejercicio. Si gatea, estimularlo para que se mueva de un lugar a otro con frecuencia.
  • Bañarlo con agua tibia. Bañarlo de esta manera permite que el intestino se relaje.
  • Comprobar la fórmula. Es imprescindible verificar que la mezcla no esté demasiada espesa. Lo ideal es asegurarnos de utilizar las porciones adecuadas en la preparación.
  • Cambiar la marca. De ser necesario preguntar al pediatra qué otro tipo utilizar.
  • Hidratarlo. Proveerle de más cantidad de líquidos, en especial agua.
  • Cambiar el menú. Si ya está en edad de consumir comida sólida, añadir a la dieta alimentos que favorecen al intestino. Las frutas como la banana, la ciruela y la pera son muy beneficiosas; hacerlas en puré es la mejor opción.

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